
Hace frío y está amaneciendo. Las gaviotas juegan a pasar entre los restos de un gigante hundido llamado “American Star”.
Estoy sentada en la arena y no sé por qué estoy aquí, pero no me preocupa. Es Garcey y esta es mi casa. Por la playa hay restos de haber sido una noche de locura. Latas de cerveza se mezclan con tablas de surf, botellas de ron con aletas y casetas de campaña con bongós y yembés.
Pisadas del 38 marcan el camino hacia mi lado. No quiero mirar, me da miedo mirar.
Un escalofrío me recorre todo el cuerpo y tú me tapas con una manta y me acurrucas en tus brazos.
Por primera vez, te miro.
Un rayo se cuela por mis ojos, baja por la yugular y se acomoda en mi corazón. Me lo retuerce, me lo machaca y vuelve a hacer el camino de vuelta.
- Me dueles.
Me coges la mano, me abrazas más fuerte y yo soy feliz.
Estoy sentada en la arena y no sé por qué estoy aquí, pero no me preocupa. Es Garcey y esta es mi casa. Por la playa hay restos de haber sido una noche de locura. Latas de cerveza se mezclan con tablas de surf, botellas de ron con aletas y casetas de campaña con bongós y yembés.
Pisadas del 38 marcan el camino hacia mi lado. No quiero mirar, me da miedo mirar.
Un escalofrío me recorre todo el cuerpo y tú me tapas con una manta y me acurrucas en tus brazos.
Por primera vez, te miro.
Un rayo se cuela por mis ojos, baja por la yugular y se acomoda en mi corazón. Me lo retuerce, me lo machaca y vuelve a hacer el camino de vuelta.
- Me dueles.
Me coges la mano, me abrazas más fuerte y yo soy feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario