El alcohol me ahoga y hoy ya me he bebido una botella de ron. Me acompaña, me quiere y no me juzga. Unas veces es blanco, otra amarillo y otra es cubano.
Hay cientos de personas en mi alrededor, pero estoy sola. Paso entre ellas, les miro las manos y se las intento rozar. No veo tus dedos pequeños pegados a tu cuerpo pequeño.
Último trago a la penúltima copa de esta noche para caer en un abismo.
Suena de fondo una verbena y es pop. Las bombillas de colores se apagan y empiezan a iluminarse las luces de neón.
Un cuerpo me abraza por la espalda. Su pelo de pincho es tu pelo, sus manos grandes son tus manos enormemente pequeñas y sus ojos verdes son tus ojos oscuros.
Es de día. Estoy sentada en una cama que no conozco. Bajo la mirada.
- ¿Qué piensas?
- Busco la manera de decirte que cuando te miro yo tampoco te veo.
- ¿cómo?
- Tú no eres la persona que me vio el corazón con sólo mirarme.
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